El País. 21/01/2012

 

Una sala del Museo de la MInería, en Gallarta, donde se exponen fragmentos de mineral de hierro. SANTOS CIRILO, El País.

 

“Es como tener en casa un retrato del abuelo para que los nietos que no le conocieron sepan como era”. Carmelo Uriarte, presidente del Museo de la Minería del País Vasco, ha defendido siempre que la corta de Bodovalle y su entorno debe quedarse como era cuando en 1993 acabó la actividad minera en Gallarta, en el municipio de Abanto y Ciérvana. “Tenemos que matenerlo para que recuerde como era nuestra forma de vida. Es un lugar que habla de una historia social, humana y económica”, repite. A finales del pasado año, después de muchos años de pelea, consiguió su objetivo: las huellas del pasado minero de Gallarta fueron declaradas conjunto monumental por el Departamento de Cultura.

Uriarte — hijo y nieto de mineros y trabajador del sector durante 40 años — aplaude la protección del paisaje que sigue rodeando su vida. A poca distancia del Museo de la Minería, donde acude cada día, se distingue la corta de Bodovalle, el núcleo del conjunto monumental. La actividad humana intervino en la naturaleza para crear un paisaje singular, un ejemplo único en Euskadi.

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