Por su interés reproducimos el artículo de Elena Viñas publicado por el Diario Vasco el 08/03/12. La draga Jaizkibel fue primero preservada y más tarde declarada Bien de Interés Cultural por la acción conjunta del Museo Naval de Donostia-San Sebastián y la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública, AVPIOP.
La draga recupera su ‘corazón’
Una espectacular operación devolvió su motor a la embarcación varada en Pasaia y calificada como bien cultural con la categoría de monumento
La pieza, de 14 toneladas de peso, fue trasladada por carretera hasta el Centro de la Cultura Marítima Ondartxo, en Pasai San Pedro (Pasajes), donde la embarcación se halla sumida en un sueño de casi tres décadas. Una grúa de grandes dimensiones la izó por el aire bajo la atenta mirada de la decena de personas que intervino directamente en las maniobras. Hicieron falta dos horas para calibrar al milímetro las tareas en ese improvisado quirófano al aire libre en que se convirtieron las cercanías de la bocana del puerto.
David Candelario, jefe del departamento de Infraestructuras de la Autoridad Portuaria de Pasaia, explicaba que el motor no volverá a ponerse en funcionamiento, «pero el hecho de que vuelva a estar en su emplazamiento original permitirá tener una visión más real de la draga a quienes la visiten en el futuro».
El transplante de su ‘corazón’ tiene lugar a sólo un mes de que concluyan las labores de rehabilitación iniciadas en octubre de 2010 y en las que se han invertido más de 400.000 euros sufragados por la Autoridad Portuaria, el Gobierno Vasco y la Diputación de Gipuzkoa. Mañana también volverá a su lugar primitivo la torreta de proa, una de las piezas de mayor tamaño -mide 7 metros de altura y pesa 15 toneladas-, que habrá de desplazarse por mar desde el polígono industrial de Nabalaldea, en el vecino San Juan, hasta Ondartxo. Se necesitará, igualmente, de una grúa para poder colocarla en la cubierta mediante una intervención que ya se adivina especialmente compleja.
De chatarra a monumento
La draga Jaizkibel fue botada en 1933 en los astilleros Euskalduna de Bilbao, donde se construyó con el fin de acometer los trabajos de dragado en el Puerto de Pasaia. Cuando dejó de prestar este servicio en 1984, a punto estuvo de ser convertida en chatarra. Por fortuna, en 1991 se decidió incoar el expediente, a propuesta del Museo Naval de San Sebastián y con el apoyo de la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública, para su declaración como bien de interés cultural. Dicha declaración se materializó, un año después, con la categoría de monumento.
El barco pasó a ser el primero en merecer tal consideración y en la actualidad es uno de los de mayor interés con que cuenta el patrimonio vasco.
La restauración que le devuelve su perfil original la convertirá en un nuevo activo cultural, pero también, como ayer subrayaba el presidente de la Autoridad Portuaria, Lucio Hernando, en un paso más hacia la regeneración de la bahía.
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