Por Javier González de Durana, historiador del arte.

Medalla conmemorativa del acto de colocación de la última piedra del puerto de Bilbao, por el rey Alfonso XIII, el 7 de septiembre de 1902.

 

Esta desconocida imagen en relieve circular del escultor Miquel Blay i Fábrega se conserva en el Musée d’Orsay, junto con tres obras suyas alusivas a otros temas. La ficha técnica es:

Miquel Blay (Olot, Gerona, 1866 – Madrid, 1936)
Inauguration du port de Bilbao (1902)
Medalla unifacial sin recortar en hierro, 23,5 x 24; x 1,8 cm (con barbas)
París, Musée d’Orsay
Créditos: © Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt.

Como el propio título indica, se trata de una medalla referida a la construcción de la infraestructura portuaria de Bilbao. Está datada en 1902 y, por tanto, es coetánea de la inauguración de la estación de la Concordia o Santander, inaugurada el 8 de enero de 1902, en donde sobre el muro lateral del andén se descubrió un busto de Víctor Chávarri, como gran impulsor de esa infraestructura ferroviaria, realizado por Blay y similar al existente en el monumento a Chávarri que este mismo escultor elaboró para la plaza de Portugalete, localidad en la que el empresario y político había nacido. La erección del monumento jarrillero se decidió tras su fallecimiento en 29 de marzo de 1900, a los 45 años, inaugurándose el 25 de diciembre de 1903.

La medalla es muda en su parte posterior y ningún dato en la cara anterior indica a petición de quién se hizo, si bien cabe deducir que fue la Junta de Obras del Puerto.

Podemos suponer que Blay recibió varios encargos simultáneos, uno por parte de los empresarios de la estación de la Concordia, otro del Ayuntamiento de Portugalete, ambos derivados del fallecimiento del empresario, y un tercero, presumiblemente, de la Junta de Obras del Puerto con motivo de tener acceso directo al artista.

Pero es que, además del acceso directo, se dio la circunstancia que para 1902 estaba prevista la finalización del proyecto de Puerto Exterior de la ría de Bilbao, diseñado por Evaristo Churruca. De hecho, el contramuelle se concluyó durante la campaña de 1901 y se colocó oficialmente la última piedra en el rompeolas el 7-8 de septiembre de 1902, con la presencia del rey Alfonso XIII, cuya madre había colocado la primera piedra doce años atrás.

Vista del rompeolas del puerto de Bilbao en el Abra, durante los actos de colocación de la última piedra. / La Ilustración Española y Americana, 15 de septiembre de 1902.

 

En la exposición celebrada en el Museo del Prado, Miguel Blay, solidez y belleza, que tuvo lugar entre el 19 de abril y el 2 de octubre de 2016, se mostraron tres medallas pertenecientes a su colección museística y se decía que “los visitantes pueden disfrutar (…) de una agenda personal «que no hay que confundir con un cuaderno de dibujo. En ella apuntaba su día a día, no sólo en lo referente a su trabajo, sino también todas las finanzas familiares. Se ha abierto por la página del 7 y 8 de septiembre de 1902 para mostrar su indistinto uso del francés y el español y la importancia de esa fecha en su vida», fue el día en que conoció a los reyes en la inauguración del puerto de Bilbao, para la que había realizado una medalla conmemorativa”.

En dicho cuaderno Blay apuntó para el día 7, domingo, lo siguiente: “Día hermosísimo. He podido ir en el vapor Bilbao, el de la Diputación. Hemos comido a bordo. He sido presentado al Rey después de la colocación de la piedra. Él frío. La Reina, muy, pero muy amable, recordando el busto de Piedita y preguntando cuándo me determinaré a instalarme definitivamente en Madrid. Fiesta náutica e iluminaciones espléndido. Hemos desembarcado a las 2 madrugada. Coche, 5 pts.” Y para el lunes 8 de septiembre este comentario: “Suis allé à Las Arenas je contáis m’occuper de l’embalage de certains objets qui sont à l’atelier, mais je ne savais pas que c’etait fête. J’ai déjeneur chez Ventura. Frais 5. J’e dinais avec D Felix”.

Sin embargo, la medalla realizada para Bilbao no estuvo presente en aquella exposición. Esta pieza que ahora comentamos aquí era una de sus caras. Salvo que se haya extraviado, un ejemplar debe encontrarse en la Autoridad Portuaria bilbaína y otra en las Colecciones Reales del Patrimonio Nacional. Pudiera ser que no llegara a realizarse como medalla completa y en metal noble, pues una noticia periodística del día 7 de septiembre informó que “se ha entregado al Rey dos marcos de plata dorada, donde van dibujos que representan medallas conmemorativas del acto que hoy se celebra”. Se dice “dibujos que representan medallas”, no “medallas” en si.

Agenda personal de Blay, abierta por las páginas correspondientes a los días 7 y 8 de septiembre de 1902. © Museo Nacional del Prado.

El citado contramuelle tenía en origen una longitud de 1.135,70 metros y para su realización fue necesaria la ayuda de una grúa que, por la potencia de sus tres electromotores alimentados por una dinamo recibió el nombre de Titán (un apodo, como la Carola, no una marca), «las primeras de su clase movidas eléctricamente» se vanaglorió Churruca en alusión a esta y a la otra grúa que estuvo en el rompeolas.

Sin dicha grúa no hubiese sido posible mover los bloques o “cajones” de 60 toneladas que configuraron el basamento y la larga estructura del contramuelle, de 9 x 6 metros, mediante dos muros de bloques con rellenos de hormigón. Entre 1895, momento en que se inició la construcción, y 1901 se colocaron 174 “cajones”, llegando a emplearse en total 192 unidades, incluida la circular del morro.

Producto de la empresa francesa de Louis Coiseau, Abel Couvreaux & Felix Allard, contratistas tanto del rompeolas como del contramuelle, la grúa Titán sobrevivió, ya sin uso, hasta 1972, año en que fue absurdamente desmantelada, pues había terminado por convertirse en una seña de identidad del Abra y un singular testimonio de la historia industrial y portuaria de Bilbao, grúas que en otras ciudades europeas se han conservado con orgullo y protegido con leyes.

Pues bien, la excepcionalidad de aquella máquina y las bondades derivadas de su utilización es lo que, precisamente, homenajea la medalla de Miquel Blay.

La imagen elaborada se despliega en dos planos diferentes. Un plano realista y laboral nos muestra a un trabajador desplazando con sus manos un gran bloque cúbico de piedra soportado por la pinza-tenaza de una grúa que queda fuera de la imagen; al fondo a la izquierda otros dos bloques semejantes ya aparecen ordenados y más al fondo a la derecha asoma en diagonal el contramuelle con la baliza cilíndrica en su extremo. Así pues, vemos simultáneamente el muelle en construcción y el muelle, a lo lejos, ya acabado. El otro plano es idealista y mítico, al ofrecer la imagen de dos mujeres jóvenes que observan al trabajador, quien también dirige su mirada hacia ellas. Las muchachas visten indumentarias de corte clasicista. La más próxima al trabajador cubre sus hombros con una capa anudada al cuello y porta sobre su brazo derecho unos largos rollos de papel desplegados que señala con el dedo índice de su mano izquierda y que, sin duda, son los planos del rompeolas y el contramuelle. Ella, por tanto, indica con serenidad al obrero cómo debe dirigir su esfuerzo para lograr el objetivo perseguido. Un objetivo que no es otro que el de generar riqueza, aquella que ya atesora en dos sacos o alforjas repletas de bienes entre sus brazos la segunda mujer, con los hombros descubiertos, como a la espera de que la obra se concluya para repartirlos. La mujer con los planos alegoriza la Ingeniería y la otra, la Fortuna.

Como signo del dominio de las aguas que producirá esa titánica obra, a la derecha se observa a Neptuno precipitándose aparatosamente en las aguas con su tridente. El fondo tras Neptuno, así como alrededor del contramuelle ya acabado, insinúa un remansado oleaje marino.

Medalla Forma. 1904. Plata. Diseñada por Blay para que se reprodujera, a modo de sello seco, en la cubierta de la revista Forma, que se editó en Barcelona. / © Museo Nacional del Prado.

 

Miguel Blay fue un escultor de enorme éxito en su momento. En 1900 obtuvo la primera medalla en la Exposición Universal de París, le concedieron el título de Caballero de la Legión de Honor en 1901 y residió en la capital francesa hasta 1906, fecha en que se instaló en Madrid. Este debe de ser el motivo por el que el Musée d’Orsay posee en su colección esta y otras obras de Blay.

En definitiva, se trata de una bonita obra que oscila entre la alegoría y el realismo como tema, por una parte, y entre el modernismo “art-nouveau” y el clasicismo como ejecución técnica, por otra, donde la conjunción de la escultura, el volumen y la forma ofrece una representación característica de la medallística modernista, como demostración de la técnica y el dominio de los planos del relieve por parte de Blay.

 

Plano del puerto exterior de Bilbao. / Churruca y el puerto de Bilbao, 1909.

Vista de la grúa «Titán» de 60 T y campana de buzo, empleadas en la construcción del rompeolas. / Churruca y el puerto de Bilbao, 1909.

Grúa «Titán» de 60 T empleada en la construcción del contramuelle. / Churruca y el puerto de Bilbao, 1909.

Extremidad del rompeolas. Plano de alzado. / Churruca y el puerto de Bilbao, 1909.

Extremidad del rompeolas. Plano de planta. / Churruca y el puerto de Bilbao, 1909.

 

 

ADENDA:

Inauguración del puerto de Bilbao, por Miquel Blay (1902).

Por Javier González de Durana, historiador del arte (8 de febrero de 2022).

«Medallas dedicadas a SS. MM. el Rey y la Reina por la Diputación de Vizcaya». / La Ilustración Española y Americana, 8 de diciembre de 1903.

 

La publicación de una entrada en este blog acerca de la existencia en el Musée d’Orsay de una medalla del escultor catalán Miquel Blay alusiva a la “inauguration du port de Bilbao” ha recibido, de momento, un par de interesantes ampliaciones informativas.

La primera, ofrecida por Alberto Santana y publicada como comentario a la citada entrada, es que en Bermeo existió otra grúa Titán. Utilizada para construir el rompeolas de ese puerto después de la galerna de 1912, fue hecha “desaparecer”, como su hermana de Getxo, en la década de los años 80. A diferencia de esta, la de Bermeo fue construida en unos talleres denominados Leblanc, pero presumiblemente, al igual que estas, dicho taller era francés. Santana también puntualiza que el nombre de Titan no era una marca ni tampoco un apodo popular, como yo aventuraba, sino una tipología internacional de grandes grúas portuarias en cantilever de celosía.

La segunda información, si llega a ser un perro, casi me muerde, pues sucede que el Euskal Museoa Bilbao Museo Vasco conserva entre sus colecciones un ejemplar completo (que reproducimos por cortesía del Museo) de la medalla de Blay, ejecutado en plata, con un diámetro de 10 cm. y bajo el título de «Colocación de la última piedra de las obras del puerto de Bilbao». Fue adquirida el 6 de noviembre de 1939 al precio de 100 pesetas, siendo la fuente de ingreso una persona apellidada Azcarreta.

Así que ahora, al disponer del reverso de la medalla, se puede completar la descripción iconográfica del objeto. Bajo la inscripción -no simetrizada, sino ajustada a la derecha- de “COLOCACION DE LA / ULTIMA PIEDRA / DE LAS OBRAS DEL / PUERTO DE BILBAO”, la imagen se divide a derecha e izquierda en dos representaciones náuticas contrastadas. A la izquierda se observa la popa de un histórico navío de tres mástiles a merced de las aguas marinas embravecidas cerca de donde las olas rompen y se encrespan contra la costa natural. A la derecha un moderno paquebote abre suavemente con su proa unas aguas remansadas gracias a la existencia del contramuelle. En la parte inferior la fecha del acontecimiento: “7 SEPTIEMBRE DE 1902”. En este reverso, también aparece la firma del medallista: “M. BLAY”.

Paralelamente, hemos comprobado que el Blog El Mareómetro en su entrada del 27 de julio de 2016 titulada “La colocación de la última piedra del puerto”, ofrecía interesantes datos acerca de la fiesta organizada para celebrar la culminación de la magna obra y, además, ofrecía una imagen en la que se puede observar el anverso y reverso de la medalla de Blay, publicada por La Ilustración Española y Americana el 8 de diciembre de 1903, nº XLV, p. 352, con sendas descripciones breves a su pie. La del anverso es “El trabajo auxiliado por la Ciencia y la Riqueza domeñando el mar” y la del reverso, “El pasado y el presente”. Asimismo, se dice que eran las “medallas dedicadas a SS.MM. el rey y la reina por la Diputación de Vizcaya / Obra escultórica de Miguel Blay”. La alusión al plural “medallas” es errónea, pues se trata de las dos caras de una única medalla. Queda también despejada la duda acerca del encargante, que yo suponía la Junta de Obras del Puerto, resultando ser la Diputación provincial.

«Colocación de la última piedra de las obras del puerto de Bilbao». Medalla. Anverso. / Euskal Museoa Bilbao Museo Vasco (AAAA/1589).

 

«Colocación de la última piedra de las obras del puerto de Bilbao». Medalla. Reverso. / Euskal Museoa Bilbao Museo Vasco (AAAA/1589).