El diario El Correo del día 24 de abril de 2011 publica un extenso reportaje firmado por la periodista Teresa Abajo, sobre el patrimonio industrial mueble almacenado en la antigua factoría Consonni en Zorrozaurre-Zorrotzaurre (Bilbao), trasladado desde los pabellones de Orconera en Lutxana (Barakaldo) donde se encontraba originalmente la colección destinada a servir de contenido al Museo Nacional de la Técnica de Euskadi. Reportaje que reproducimos a continuación:
Zorrozaurre hace memoria
«Habrá una zona de exposición de 4.000 metros cuadrados y desde aquí se coordinará la labor de otros centros»
TERESA ABAJO 24.04.11
La Lube de 1950 ha recorrido demasiados kilómetros hasta llegar aquí. Se la ve exhausta, cubierta por el polvo de muchos caminos, pero podría contar la historia de la fábrica de motocicletas de Barakaldo que fue pionera en España junto a las marcas Montesa y Lambretta. Nadie se lo ha pedido, todavía. Hace años que la aparcaron en un pabellón de Zorrozaurre, rodeada de máquinas y herramientas de su edad o bastante más antiguas. Imprentas, tornos, martillos pilones, molinos de papel y de cacao forman un ejército inmóvil y de aspecto disciplinado, como si bastara con apretar un botón imaginario para ponerlo en marcha. Y la palanca que llevan tanto tiempo esperando está empezando a engrasarse.
El Gobierno vasco ha decidido abrir en este pabellón, la antigua sede de Termoelectricidad Consonni, el centro de referencia del patrimonio industrial mueble, el más cotidiano y vulnerable. Será algo más que un museo. No se trata sólo de exponer las piezas que merezcan la pena, sino de coordinar y proteger los testimonios que ayuden a comprender «la cultura del trabajo industrial». La ribera de Zorrozaurre se convertirá en el elemento de unión de los equipamientos y lugares de interés -casi una veintena en los tres territorios- que custodian fragmentos de esa memoria. Al funcionar en red, los centros contarán con más recursos para atraer a los visitantes.
La rotativa del ‘Euzkadi’ sigue a la espera
Dicen los expertos que la joya del frustrado Museo de la Técnica era la rotativa del ‘Euzkadi’. Una ‘Goss’ fabricada a finales del siglo XIX que el magnate norteamericano Randolph Hearst cedió al diario del PNV tras la primera guerra mundial. Luego pasó por otros medios -‘El Correo Español-El Pueblo Vasco’ y ‘Hierro’- y en 2002, una vez consumado el fracaso del proyecto de Lutxana, fue cedida a la Fundación Sabino Arana. Después de varios traslados, continúa desmontada y «embalada en un almacén», según han confirmado fuentes de la entidad. La reciente apertura de Goaz Museum puede ser su oportunidad, pero la fundación todavía no se ha marcado un plazo para rescatarla. Del fallido centro de la técnica hubo otras donaciones con mejor suerte, como el elegante vagón de madera del ferrocarril de Galdames que puede admirarse en el museo de Azpeitia y las vagonetas mineras que encontraron cobijo en el de Abanto.
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