Tal día como hoy, el domingo 4 de diciembre de 1892,  se inauguraba en Bilbao la nueva Pasadera Giratoria de Hierro, que comunicaba las orillas de la Sendeja y Uribitarte. Lo anunciaba así el periódico El Noticiero Bilbaíno del mismo domingo:

Al público.— Hoy domingo á las doce de la mañana, y después de la bendición, quedará abierto al público el paso por el nuevo puente de «San Agustín». En breve empezarán los trabajos del viaducto sobre las líneas férreas de Norte y Portugalete, que causas agenas á la voluntad del concesionario no han permitido inaugurarlo con él puente.

Pago, 5 céntimos.

El nombre de San Agustín que finalmente adoptó hacía referencia a su situación junto al histórico convento de San Agustín sobre cuyas ruinas se había edificado el nuevo edificio del Ayuntamiento proyectado por el arquitecto laredano Joaquín Rucoba, pero el importe del peaje de cinco céntimos -una perra chica o un perro chico- acabó siendo siendo adoptado como la denominación popular de la pasarela y así ha pasado a la historia como el Puente del Perrochico. Fue el primer puente giratorio construido en España; estaba formado por dos brazos asentados sobre pilas cilíndricas de sillería de piedra, una en cada una de las orillas. Cada brazo estaba contrapesado y ambos podían abrirse girando sobre el eje vertical, por medio de un mecanismo hidráulico accionado manualmente por una sola persona. Tenía una longitud total de 67 metros y una distancia entre ejes de 52. La flecha en el centro del arco era de 3 m. El ancho de paso entre barandillas era de 3 m. y para el pago del peaje disponía de sendas casetas en cada una de las orillas.

La pasarela de San Agustín con el Ayuntamiento al fondo. / Coleccion Joaquin Carcamo

 

La iniciativa de construir la pasarela peatonal que había de proporcionar un acceso directo desde el Ensanche que se urbanizaba en la antigua Anteiglesia de Abando hasta el nuevo palacio municipal fue del empresario e ingeniero de minas mexicano, formado en Lieja (Bélgica) Antonio Ruiz de Velasco y Leiva (1853-1930). Ruiz de Velasco, quien también firmó el proyecto de la pasarela, fue quien solicitó y consiguió de la Dirección de Obrás Públicas del Ministerio de Fomento la concesión por 50 años.

El puente se construyó y montó por los Talleres de Zorroza, bajo la dirección de los ingenieros de la empresa y bajo la inspección del ingeniero belga Hector Brouhon, utilizando acero procedente de las empresas siderurgicas Altos Hornos de Bilbao, de Barakaldo, La Vizcaya, de Sestao y la de La Felguera. Las partes fundidas necesarias para el mecanismo fueron suministradas por la empresa bilbaína Talleres de Deusto, con modelos elaborados por los Talleres de Zorroza, que también se encargaron del mecanizado. Los Talleres de Deusto importaron desde Inglaterra los dos pequeños motores hidráulicos.

Pasarela de San Agustín. Bilbao. / Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril. Fondo de Carmele Salcedo.

 

El final de la vida de la pasarela del «Perro chico» fue trágico, como el de los restantes puentes de la Villa. Su estructura acabó, tras casi 45 años de servicio, en el fondo de la Ría, dinamitada en la madrugada del 19 de junio de 1937. Poco despues, la nueva corporación ordenó la retirada de sus restos y dado que ya estaba finalizado el nuevo puente basculante de Begoña, la pasarela no fue reconstrida.

Pasarela de San Agustín o del Perrochico. Bilbao. / Coleccion Iñaki Uriarte