El pasado día 23 de noviembre el periodista Txema Izagirre recogía en el diario El Correo la solicitud de protección del puente de Udondo en Leioa (antiguo arco del puente de Isabel II de Bilbao) hecha por la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública, AVPIOP-IOHLEE. Por su interés lo recogemos.

Puente de Udondo, en Leioa, en octubre de 2005 (Foto Joaquín Cárcamo)

Expertos piden declarar monumento un valioso puente de hierro fundido de Leioa

 

El puente de Udondo, en Leioa, es una joya para el recuerdo. Los defensores del patrimonio histórico han pedido al Gobierno vasco su declaración monumental. Escondido bajo la carretera de la ría, que enlaza Getxo y Bilbao, constituye el primer ejemplo vasco de puente de fundición. En España sólo hay otro de la misma época, aunque un poco posterior: el de Isabel II, en Sevilla, conocido como puente de Triana.

«Es uno de los más antiguos del continente europeo, sin contar las Islas Británicas», explica el representante de la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial, Joaquín Cárcamo. De lograr la calificación, formaría, a su juicio, un «atractivo triángulo turístico» al constituir un interesante conjunto de ingeniería de hierro junto a otras dos construcciones, como el Puente de Vizcaya, declarado Patrimonio de la Humanidad, y el muelle de Churruca, en Portugalete.

La historia que esconde esta construcción afecta directamente a Bilbao, pues el de Udondo no es más que uno de los arcos u ‘ojos’, de unos 11 metros de anchura, de aquel viejo puente de Isabel II o del Arenal. «Su construcción sobre la ría del Nervión comenzó a mediados de 1845, bajo la dirección provisional de Antonio de Goicoechea, hasta la incorporación de Pedro Celestino Espinosa, nombrado por el Cuerpo de Ingenieros de Caminos», recuerda Cárcamo. Inaugurado el 23 de enero de 1848, tuvo una vida tan corta como azarosa. Quedó destrozado en 1874, durante la Segunda Guerra Carlista.

Arco del Arenal

Los daños de la batalla también afectaron al ‘camino de sirga’ (camino lindante con ríos o canales) entre Las Arenas y Bilbao, que precisaba de un paso sobre el río de Leioa. Cuando todo apuntaba al definitivo fin del maltrecho puente del Arenal, el pleno municipal aprobó destinar uno de sus arcos de hierro a reconstruir el de Udondo.
La ocultación de la estructura, bajo un armazón de cemento, ha evitado su deterioro, pero también lo ha alejado de la vista de muchos vecinos de Leioa. El propio Cárcamo lo descubrió, hace dos años, por casualidad, cuando paseaba por la ría en barca.