Fábrica BILORE en Zaldibia (Foto I. Uriarte, 2010)

La centenaria empresa Bilore de Zaldibia (coords.: 43.040420, -2.149426), cerró en 2003 sus instalaciones productivas tras una larga agonía. En noviembre de 2002 había presentado la suspensión de pagos, con un pasivo de 28,8 millones.

La empresa había sido durante décadas una de las más importantes y conocidas fabricantes de jabones y productos de perfumería. Sus productos, muy publicitados y conocidos, estuvieron presentes en muchas de las casas y fueron utilizados por una gran mayoría de familias.

BILORE. Factura, año 1950.

BILORE. Tambor de jabón. Años 70-80

La fábrica, aunque no ha sido recogida en las guías de arquitectura y desconocemos el nombre del arquitecto o ingeniero que la proyectó, mantiene la dignidad y el equilibrio de muchas de las arquitecturas de la industria guipuzcoana. La solidez estructural y constructiva se deja traslucir al exterior en una presencia marcada por la horizontalidad y el ritmo seriado de los grandes ventanales. La gran fachada a la carretera, queda formalizada en quiebros sucesivos para romper la monotonía que provocaría un paño lineal de tanta extensión. El volumen, incluidos los grandes artefactos que se enfrentan al verde montañoso, sobresale sobre las construcciones de la pequeña población de Zaldibia. No figura en las guías pero es una más de tantas arquitecturas fabriles anónimas resueltas con manifiesta destreza y ánimo estético, por encima -o al lado- de la funcionalidad requerida. Quedó abandonada a su suerte, como los trabajadores que la ocuparon y que dejaron allí rotos abruptamente sus sueños. Y con el abandono llegó la lenta pero inexorable ¿inevitable? perdida de sus componentes más valiosos en el mercado de la chatarra y de lo viejo.

Y así, se acercó el principio del fin: Se derrumba parte de la antigua fábrica de Bilore en Zaldibia -comentaba la prensa el 23 de mayo de 2013-  El edificio lleva años abandonado, y los ladrones de metal están literalmente deshaciéndolo poco a poco. Los zaldibiarras, además de enfadados, están muy preocupados por la situación.

BILORE se derrumba en mayo de 2013, tras los estragos en la estructura causados por los expoliadores.

 

En mayo de 2016 se realizaron algunas iniciativas en relación con la fábrica abandonada. El estudiante de arquitectura Xotil Natke, promovió la iniciativa Bilore fabrika hutsa (Bilore, la fábrica vacía). Ese mismo mes se celebró el acto BILORE (HABITAT; UTOPIA) «Herri Partaidetzaz Bilore Berreskuratu»   (Con la Participación Popular Bilore Recuperado).

2016. BILORE (HABITAT; UTOPIA) herri partaidetzaz bilore berreskuratu.

 

Finalmente, estos días se ha conocido que la fábrica tendrá un nuevo uso y «se convertirá en el almacén de una fábrica siderúrgica». Adentrándose en la lectura de las noticias de prensa, el destino de la digna arquitectura aparece claro: será demolida. Recogemos estas últimas noticias para nuestros lectores, antes de que las máquinas conviertan el espacio en un solar a la espera de su nueva ocupación.

Bilore ya tiene dueño

La antigua fábrica de detergentes y jabones de Zaldibia ha sido vendida por 27.375 euros.

REPORTAJE Y FOTOGRAFÍA DE MYRIAM ARANBURU – Miércoles, 23 de Mayo de 2018. Noticias de Gipuzkoa.

La fábrica BILORE en la actualidad (Google Maps).

 

Hace quince años que la imponente fábrica de detergentes, jabones y artículos de limpieza Bilore, situada a la entrada de Zaldibia, cerró definitivamente sus puertas. Durante todos estos años, los 18 pabellones que completan el conjunto de la factoría se han ido deteriorando poco a poco hasta quedar en ruinas, no sin la colaboración de saqueadores que se dedicaron a extraer todo aquello susceptible de tener valor. Una gran superficie total de 23.215 metros que han quedado inutilizados después de que la empresa cerrase por culpa de la crisis.

Este lunes, en cambio, la situación dio un vuelco. A las 18.00 horas se cerró la subasta electrónica mediante la que se vendía la finca en su totalidad, que estaba tasada en 3.262.430 euros. Un comprador todavía desconocido fue el único que pujó y la ha adquirido por un total de 27.375 euros. A primera instancia puede parecer que el precio es bajo para la magnitud de la empresa, pero Bilore no es una fábrica cualquiera. Al ser un negocio de detergentes y jabones, durante años se han manipulado agentes químicos y contaminantes, por lo que hay un exigente y costoso trabajo de descontaminación y limpieza que tendrán que realizar los nuevos dueños. “En las paredes de Bilore todavía se pueden ver los tubos por donde bajaba el detergente. Hay, todavía, amianto y químicos”, recalca a este periódico el alcalde del municipio, Joxean Etxabe. Por ello, las labores de descontaminación, limpieza y derribo se calculan en varios millones: “Tenemos constancia de que el precio de esos trabajos ascenderá hasta los casi tres millones de euros”. Por lo tanto, el valor inicial de la subasta y el precio de las obras que se tendrán que realizar en Bilore serán casi iguales.

Aunque todavía no le han puesto nombre y cara a los compradores, el Ayuntamiento de Zaldibia ya tiene algunas pinceladas que ayudan a entender el futuro que, seguramente, tendrá el terreno que hoy ocupan las ruinas de la antigua empresa. “Durante estos años han venido muchos abogados porque sus clientes estaban interesados en la fábrica. Hace un año, supimos que una persona estaba muy interesada y el abogado nos confirmó que el cliente pujaría sin dudarlo”. Y justamente ha sido ese cliente quien ha adquirido el complejo. “Nos comentó que la intención del cliente era demoler enseguida la fábrica y descontaminarlo, justamente lo que nosotros queremos y deseamos”, recalca Etxabe, que no puede ocultar su alegría. Etxabe también subraya la importancia de demoler todo el complejo: “El río Oria bordea toda la fábrica y si se derrumba tendría un efecto directo e irreversible. Además, en este río se encuentra el visón europeo, que está protegido y si ocurriese algo tendría graves consecuencias”.

POSIBLES VIVIENDAS El terreno de Bilore está clasificado como terciario mixto, es decir, es industrial pero tampoco descarta el desarrollo residencial. Enfrente de Bilore hay construidos dos bloques de viviendas, Mendi Gain, que fueron edificados para los trabajadores de la empresa de jabones. “Tenemos claro que si se construye una empresa tendrá que ser limpia, es decir, sin agentes contaminantes, ni químicos, y, por supuesto, ni de residuos urbanos”, zanja el alcalde.

Hace algunos meses, el Ayuntamiento de Zaldibia, siendo consciente de que el terreno saldría a subasta, preguntó a los vecinos qué querrían que se hiciese en Bilore. “Los zaldibiarras se mostraron tajantes y dijeron que estaban contentos con los habitantes que tiene la localidad, cerca de 1.500. No queremos que se hagan muchas viviendas y que la población se incremente notablemente”. De esta manera, les pedirán a los nuevos dueños que la “urbanización sea ordenada, limpia y con muchas zonas verdes”.

Ahora solo falta conocer la identidad de los propietarios y sus intenciones para este emblemático lugar.

 

La fábrica de Bilore se convertirá en almacén de una empresa siderúrgica

Asentada sobre una superficie útil de unos 20.000 m2, ha sido adjudicada por 27.375 euros en una subasta electrónica

ANE URDANGARIN ZALDIBIA.Viernes, 25 mayo 2018. Diario Vasco.

La fábrica BILORE en la actualidad (Google Maps).

 

Es el «punto negro» de Zaldibia. Una inmensa parcela de 23.000 m2 sobre la que a duras penas se mantienen en pie una veintena de pabellones en ruinas, en estado lamentable, y que en su día formaron una pujante factoría de la que salían aquellos tambores de detergente con los que se lavaba la ropa, junto a otros jabones o artículos de limpieza. Hace tres lustros que la fábrica Bilore cerró sus puertas, pero su huella ha permanecido a la entrada del municipio goierritarra en forma de una enorme fábrica que ha padecido un evidente deterioro y que en 2013 sufrió incluso un importante derrumbe. A ello hay que añadir la presencia en sus instalaciones de agentes contaminantes y químicos, una amenaza para el no muy lejano río Oria. Así que los zaldibiarras llevan años esperando la desaparición de este «punto negro», como lo denomina su alcalde, Joxean Etxabe.

Y parece que su deseo se va a convertir, por fin, en realidad. La finca ha sido adjudicada mediante una subasta electrónica a un abogado que ejerce de intermediario del destinatario final, una empresa guipuzcoana dedicada al sector del hierro, según confirmó ayer el primer edil poco después de reunirse con el abogado. Aunque había cuatro interesados, solo uno de ellos presentó finalmente una oferta económica. A pesar de que el precio de licitación ascendía a 3.262.430 millones, al final se ha adjudicado por un montante muy inferior: 27.375 euros.

Esta cifra resulta muy exigua en comparación con la cantidad que tendrá que desembolsar el destinatario final, cuyo nombre no quiso revelar el abogado, en virtud del secreto profesional. Sí comunicó a los responsables del consistorio que se trata de una empresa guipuzcoana que se dedica a la siderurgia y que tendría previsto utilizar la superficie a modo de almacén.

El coste de los trabajos de descontaminación está estimado en cerca de tres millones de euros El alcalde Joxan Etxabe subraya que cualquier uso debe responder al de una «industria limpia»

Pero previamente tendrá que demoler la estructura actual, limpiar y descontaminar la zona. «Se estima que el coste de descontaminación puede ascender a los 2,8 ó 3 millones. Hasta los ladrillos están afectados por agentes contaminantes», explica el alcalde, quien recuerda que el consistorio no tiene ninguna relación con la propiedad de la fábrica, aunque lleva varios años de trabajo callado para buscar la solución más óptima a este «punto negro».

De hecho, hace dos años que conocieron el interés del comprador final a través de su abogado. «Vino con los trabajos hechos, se había documentado en Medio Ambiente y también en Urak acerca de los trabajos que habría que hacer», señala. En este sentido, las negociaciones y contactos han sido fluidos, destaca el primer edil.

En este tiempo, el consistorio ha venido perfilando las normas de planeamiento urbanístico. Los terrenos de Bilore están calificados como terciario mixto, es decir, industriales, «pero siempre una industria limpia», matiza Etxabe. Desde el Ayuntamiento insisten en que su labor será asegurarse de que cualquier uso responda al de una «industria limpia». Por lo que les consta, el comprador prevé limpiar y descontaminar la zona y adecentarla a cota 0. Es decir, de momento no se levantaría ningún tipo de estructura, al margen de quizás alguna caseta o tejavana para las labores de vigilancia.

Por otro otro lado, las normas no descartan un desarrollo residencial. En su día, los vecinos de Zaldibia se opusieron en consulta a la construcción de viviendas en Bilore, «porque el pueblo entendía que estamos bien siendo 1.500 vecinos. Se calculó que si se construyesen pisos, llegaríamos a ser 3.000». No obstante, junto a la fábrica hay unas viviendas destinadas a empleados de la fábrica y que quedan en cierto modo alejadas de la trama urbana. En este punto, el alcalde no descarta que en el futuro se construyan algunas casas junto a estas viviendas ya existentes, pero en todo caso sería una promoción similar a la última que se ha levantado en Zaldibia, de unos 24 pisos.

Reunión informativa

De momento, la fase de derribo y descontaminación total tiene la absoluta prioridad. Los próximos meses se llevarán a cabo los trámites pertinentes, pero desde el Ayuntamiento harán todo lo posible para que las excavadoras empiecen cuanto antes a trabajar.

El primer edil muestra abiertamente su satisfacción porque se haya encauzado este asunto que ha provocado más de un quebradero de cabeza y muchas preguntas de los vecinos. De hecho, para aclarar cualquier duda y transmitir toda la información disponible hasta el momento a los zaldibiarras, el Ayuntamiento ha convocado una reunión informativa a todos los vecinos para el próximo jueves, día 31, a las 19.00 horas en Herri Antzokia.

La fábrica BILORE en la actualidad (Google Maps).

 

Los Diques Secos de Bilbao se inauguraron en 1868. En 2018 se cumplen 150 años de su presencia en Bilbao.