La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública, AVPIOP, viene denunciando tanto ante la opinión pública como ante los organismos competentes, el estado de abandono de los Talleres del Zorroza, uno de los bienes culturales heredados de la industrialización de la ría del Nervión-Ibaizabal en el siglo XIX, de mayor valor histórico, arquitectónico, patrimonial y portador de una significativa carga de memoria, dado que las obras que de estos talleres salieron, se pueden encontrar hoy por toda la geografía peninsular.
Constituida en 1871 bajo la denominación Marinel-Lofreinke-Tous y Cía., en 1901 se convierte en sociedad anónima y comienza a trabajar con el nombre de Talleres de Zorroza reorientando su producción hacia las construcciones metálicas y pasa a formar parte del consorcio Sociedad Española de Construcciones Metálicas S.A.
De todas las instalaciones industriales con las que contó Talleres de Zorroza, en la actualidad sólo se conservan parcialmente tres inmuebles, de los cuales dos de ellos, construidos en el siglo XIX, gozan de protección como Monumento: el pabellón de oficinas y vivienda y el pabellón de la central de fuerza y de metal Deployé . En ambos casos, pese a su alto valor patrimonial, su estado de abandono y dejación por parte de sus propietarios es preocupante. Las fotos que mostramos son de 2009, por lo que podemos imaginar su estado actual.
Las oficinas tienen un gran valor patrimonial. Proyectadas por Hermenegildo Lozano, fueron continuadas entre 1903 y 1908 por Nicolás Sanz, quien es también probablemente el autor de la ampliación de las viviendas adosadas a este inmueble. Técnicamente su construcción es similar a la de la arquitectura civil, si bien no están exentas de cierta preocupación estética, basada en este caso en el tratamiento rítmico de las fachadas. Así, el modelo elegido enraíza sus elementos formales en la vivienda burguesa de principios del siglo XX, casas de tipo unifamiliar que se inspiran estilísticamente en los cottages británicos.
Esta manera de construir, con un marcado protagonismo de la cubierta y la zona de aleros, fue una moda que, si bien no duró mucho en el tiempo, cediendo paso al neorregionalismo, se vinculaba principalmente a las grandes villas, principalmente a viviendas de empresarios o de la burguesía más adinerada y asentada.
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