En 1928, el Instituto del Hierro y el Acero de Inglaterra celebró en Bilbao su congreso anual. Para la ocasión, la organización del mismo editó un libro bilingüe en castellano e inglés con dos partes diferenciadas. Una de ellas dedicada a la industria siderometalúrgica del hierro y del acero vasca y española y otra con un contenido más lúdico, aportando información para la visita turística que los miembros del Instituto realizarían. Hay que recordar que esta era la segunda ocasión en la que el Instituto con sede en Londres celebraba un congreso en Bilbao, ya que en 1896 se realizó el primero.

Dedicaremos alguna entrada más a esta publicación. Hoy reproducimos la breve historia de la siderurgia vasca que se publicaba, con algunas anotaciones sobre el resto de la industria española, la cual venía acompañada de fotografías de la ferrería de Lebario. Aunque las imágenes no son de una gran calidad, hemos preferido reproducirlas para dejar constancia del tratamiento que la publicación le daba al análisis histórico.

 

HISTORIA

Ferrería de Lebario. Exterior. Libro del Congreso, 1928. / Colección Joaquín Cárcamo.

 

El abolengo siderúrgico de Vizcaya, aparte de su evidente progreso, sería suficiente para guiar, por segunda vez, al Instituto del Hierro y del Acero, de Londres, por los caminos que la exportación del hierro, primero, y del mineral, después, han trazado entre Vizca­ya e Inglaterra.

En efecto, el hierro obtenido de nuestros minerales, en esta región ha escri­to la primera página en la historia siderúrgica del continente europeo. Ella nos habla de que ya en 1758, antes de Jesucristo, utilizaron los caudillos vas­cos armas sacadas del hierro de los minerales que se elaboraban en las clá­sicas ferrerías, de las que también sa­lieron los hierros que hubieron de in­vadir los países, gloria de las conquis­tas españolas: Flandes, Sicilia, las In­dias, etc. y los que abastecían a Francia e Inglaterra, en la cual llamaban «bilboa» a determinados hierros expor­tados desde nuestro Bilbao, por su río Nervión o Calibe, como le nombraban rememorando a la tribu Calibe del Asia Menor, en la región meridional del Cáucaso, la que enseñó a los griegos el arte de fabricar el acero o Calibs (hi­jo de Marte) como lo denominaban.

Ferrería de Lebario. Fuerza. Libro del Congreso, 1928. / Colección Joaquín Cárcamo.

 

Vecina la Iberia de la Cólquida en la vertiente meridional del Cáucaso, don­de radicaba la tribu de los Calibes, ella fue quien nos enseñó el arte de extraer el hierro al ocupar nuestro suelo sus pobladores para darnos su raza, ca­biendo así a la tierra euskalduna el ho­nor de haber sido la que tuvo en la Europa continental las primicias del beneficio de nuestros minerales de hie­rro, los que 71 años después de Jesucristo eran citados por Cayo Plinio en su Historia Natural dedicada a Tito, di­ciendo: «De todos los metales, el mineral más abundante (que se conoce en Europa) es el hierro, sobre las costas Cantábricas que baña el Océano, hay una montaña elevada y escarpada que toda ella es de esta materia»; en esta cita se refería al mineral de Somorrostro, a la «vena dulce» de Triano. Así lo reconocieron Mr. Bowles y el Dr. A. E. Brehem en su Historia Natural.

Ferrería de Lebario. Soplante. Libro del Congreso, 1928. / Colección Joaquín Cárcamo.

Cuando derogaron los reyes de España, Señores de Vizcaya, de acuerdo con las Juntas de Guernica (Vizcaya) la disposición del Fuero (conjunto de leyes que regían la vida vasca, creadas y mantenidas a la sombra del santo ár­bol de Guernica), que impedía la salida de España del mineral de las montañas vascas, se embarcó, abundante, para Inglaterra, surtiendo los Hornos Altos que allí se establecieron hacia media­dos del siglo XV para obtener el hierro fundido.

Mientras tanto, nuestras ferrerías se perfeccionaban para abastecer a la nación española y a su vasto imperio co­lonial, llegando a tener tal importancia que en el año 1550 había en Vizcaya y Guipúzcoa 300 ferrerías que elabora­ban anualmente unas 21.000 toneladas de hierros. En el año 1784 funciona­ban en Vizcaya 141 ferrerías que pro­ducían, aproximadamente, de 5.760 a 6.480 toneladas anuales, y ello por la sequía de los ríos y por la falta de car­bón vegetal, ya que se iban dedicando, cada vez más, los montazgos a hereda­des de sembradío.

Ferrería de Lebario. Fragua. Libro del Congreso, 1928. / Colección Joaquín Cárcamo.

 

De estas ferrerías la que más com­pleta se conserva es la de Lebario, en Abadiano (Vizcaya) a 30 kilómetros de Bilbao; en ella están los fuelles o «bar­quines» de tabla con los que soplaban en el crisol a la masa incandescente de carbón y mineral, y el «martinete» en el que golpeaban la masa semifundida para obtener los hierros estirados que habían de salir al mercado. Todo ello se movía por intermedio de dos ruedas de madera con paletas, las que al choque del agua conducida por un canal, accionaban una serie de balancines de gruesa madera que con chirridos y gol­pes seguían los desvelos del tirador, quien conducía el trabajo de los fundi­dores y del que desmenuzaba la «vena» calcinada.

Las ferrerías que trataban masas de 10 a T5 kilos al principio y de 150 a 200 kilos después, funcionaron aun después de aparecer el primer horno alto, como martillos de forja para sar­tenes y rejas de arados, principalmen­te hechos de paquetes soldados de hie­rros viejos (Chatarra). Ellas fueron el origen de nuestro actual desarrollo si­derúrgico.

Ferrería de Lebario. Martinete. Libro del Congreso, 1928. / Colección Joaquín Cárcamo.

 

En el año 1843 surgió el primer hor­no alto al carbón vegetal en la fábrica «Santa Ana de Bolueta» situada en Bo­lueta (Vizcaya), próxima a Bilbao, y con él, aunque más tarde, vino el pu-delaje, inventado por Mr. Henry Cort, y la laminación de perfiles. Siguió a este horno el establecido en Guriezo (Santander) por los Sres. Ibarra de Viz- -caya, en 1847, con su correspondiente pudelaje y laminación, siendo el pre­cursor de la instalación de «Nuestra Señora del Carmen», de los mismos se­ñores, en Baracaldo (Vizcaya), y sobre los ríos Nervión y Galindo, con hornos altos al carbón vegetal, hornos Chenot, laminación; esto fue en 1854 para lue­go montar en 1870, dos hornos altos al cok (de origen inglés) con su corres­pondiente serie de hornos de pudelaje, para pasar en 1902 a ser la actual So­ciedad Altos Hornos de Vizcaya, por fusión con la fábrica «La Vizcaya», montada de nueva planta el año 1882, siendo el principal propulsor de esta última el ilustre vizcaíno D. Víctor Chávarri y Salazar, a cuyas iniciativas y energías tanto debe la siderúrgia vizcaína.

Así como el primer horno al carbón vegetal fue el origen de la presente planta siderúrgica de «Al­tos Hornos de Vizcaya» la antigua ferrería de Aste­pe, en Amorebieta (Vizcaya), fue la antecesora de la actual «Fábrica de Hierros y Aceros de Astepe», de D. Fernando Jáuregui, que juntamente con la de «Santa Ana de Bolueta» (S. A ), hoy renovada, evocan su honroso pasado.

La ferrería prehistórica y el horno alto al carbón vegetal han sido, pues, los que en sucesivas transformaciones y ampliaciones dieron a conocer nuestro «arrabio hemetites» en los merca­dos de Inglaterra, Francia, Italia y Alemanía adonde exportó la Sociedad «Al­tos Hornos de Vizcaya»; ellos también han sido motivo del progreso que, repartido en diversas plantas, tendrá oca­sión de ver el «Instituto del Hierro y del Acero», de Londres, que nos honra con su visita.

Portada del libro editado con motivo del Congreso celebrado en Bilbao, en 1928, por The Iron & Steel Institute. / Colección Joaquín Cárcamo.

 

A las instalaciones de las entidades «Altos Hornos de Vizcaya», «Echeva­rría», «Basconia», «Compañía Euskalduna», «Talleres de Deusto», «Santa Ana de Bolueta», «Fábrica de Hierros y Aceros de Astepe», situadas en Viz­caya. «San Pedro de Elgoibar», Altos Hornos de Vergara», «Compañía Auxi­liar de F. C.» en Guipúzcoa. En Álava «Fábrica de Hierros de Araya y Ajuria» (S. A.) En Navarra las «Fundicio­nes de Vera». En Santander «Nueva Montaña», «Construcción Naval de Reinosa», «José María Quijano». En As­turias «Duro-Felguera», «Fábrica de Mieres», «Moreda y Gijón» y la «Fá­brica de Trubia» (del Estado). En Cata­luña «Material para F. C. y Construc­ciones», «Altos Hornos de Cataluña», «Torras Herrería y Construcciones». Hemos de añadir la de más reciente construcción «Compañía Siderúrgica del Mediterráneo», situada en Sagunto (Valencia), que constituye la manifesta­ción española de la fabricación del hie­rro y del acero.

La explotación de nuestros minerales se realiza utilizando excavadoras mecánicas, modernas instalaciones de lava­deros, transportes aéreos y por ferrocarril, todo lo cual, unido a los hornos de calcinación de los carbonates os da­rán una idea de la situación actual de nuestra siderurgia.

Los principales yacimientos que abastecen de mineral a nuestra siderur­gia son los siguientes: «Sierra Menera», en la provincia de Teruel; minas «San Luis», «Abandonada», «Malaespera», «Montefuerte», «El Morro», etcétera, próximas a Bilbao, y las minas «Elvira» y «Parcocha» juntamente con las de la «Orconera Iron Ore C.° Ltd.», «Sorpresa», etc., etc., de las zonas de Triano y Somorrostro, con las situadas en Sopuerta y Galdames y las de «Dícido» y «Setares» en el confín de Vizcaya con Santander.

Escudo de Bizkaia. Contraportada del Libro del Congreso, 1928. / Colección Joaquín Cárcamo.

 

 

#YoMeQuedoEnCasa