El periódico municipal Bilbao dedicó, en abril de 1999, un reportaje firmado por Iñakí Rodríguez reflejando la labor desarrollada por la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública, AVPIOP-IOHLEE en Euskadi en general y en particular en Bilbao y poblaciones de la ría. En dicho reportaje, en el que participaron los miembros de AVPIOP Joaquín Cárcamo y Venancio de las Fuentes, se recabó también la opinión del concejal Ibon Areso y del Diputado Foral, Josu Montalbán.
La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública lleva diez años luchando por mantener visible la herencia industrial
Respeto a la memoria
Y flotando por encima del bosque de chimeneas de ladrillo y de hierro, el eterno dosel de la moderna Bilbao, los velos en que se envuelve como si quisiera ocultar púdicamente su grandeza, los humos multicolores de sus fábricas, negros; blancos, ligeramente dorados al sol…», así describió Blasco Ibáñez en «El Intruso» (1904) el paisaje industrial de Vizcaya. Una imagen que forma parte de una historia ya pasada escrita con mayúsculas y mucho esfuerzo. Los más mayores conocieron el apogeo y los jóvenes el declive en forma de desindustrialización que sobrevoló el tejido económico de Vizcaya y paró máquinas, enfrió hornos, apagó chimeneas; eliminó de un plumazo aquellos turnos de trabajo donde la noche se hacía día. En muchas fábricas ahora mudas sólo quedan restos, vestigios de un pasado oxidado que tienen los días contados si no se actúa rápido. Desde su creación en 1988, la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública –AVPIOP– ha trabajado duro por difundir, rehabilitar, revalorizar y reutilizar el patrimonio industrial. Fue a mediados del siglo XIX cundo arrancó la moderna industria vasca y, desde entonces -especialmente durante los últimos veinte años- muchos de los viejos escenarios de trabajo han sido agredidos gratuitamente. «Con el declive económico no ha habido conciencia social del valor cultural que teníamos delante. Ejemplos como el expolio de la Casa de Bombas de Elorrieta demuestran la nula preocupación por la maquinaria antigua», señala Joaquín Cárcamo, vocal de la asociación. Nacida en 1900, esta bombeadora garantizó el suministro de agua -y con ello la higiene de los bilbaínos- y la evacuación de las aguas residuales hacia Punta Galea. «Hasta 1996 se conservó la maquinaria original inglesa pionera en el Estado pero la dejadez permitió el saqueo y pérdida de unas máquinas valiosísimas», remarca Cárcamo. La reacción fue tardía pero en la actualidad ya se trabaja en la reconstrucción de algunas bombas en el Museo del Ferrocarril de Azpeitia. como reconoce Ibón Areso, Teniente Alcalde y Concejal de Obras y Servicios en el Ayuntamiento de Bilbao.
No generalizar
En la margen izquierda de la Ría y custodiando el puente de Rontegi sobreviven los cargaderos de Orconera y de la Franco Belga. El primero, de 1877 se conserva en buen estado y continúa operativo parcialmente pero carece de protección de cara al futuro. Sin embargo, el de la Franco Belga, de 1886, seguirá en pie ya que está incluido en el proyecto que para la zona de Galindo ha diseñado Bilbao Ría 2000. «Un paso de gigante en defensa del patrimonio industrial sería valorardo desde un punto de vista estético. De hecho, a la mayoría nos gusta contemplar la chimenea de Etxebarria o la grúa de Euskalduna como testigos silenciosos de una época pasada», según Joaquín Cárcamo.
Pero desde la misma asociación reconocen que su labor no pretende «generalizar» la defensa de todo lo industrial. «El objetivo es dejar a las futuras generaciones una selección de señas de identidad que muestren nuestro pasado industrial», explica Venancio De las Fuentes, perito industrial jubilado y miembro de la AVPIOP. En este aspecto coincide Josu Montalbán, Diputado Foral de Urbanismo. «Hay que compatibilizar el progreso urbanístico de Vizcaya con la revitalización de espacios industriales pero primero hay que seleccionar lo que se quiere conservar porque a veces la nostalgia nos frena», afirma. Esta selección la encargó el Departamento de Cultura y Turismo del Gobierno Vasco a la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública entre los años 90 y 93. El resultado fue un inventario con los puntos de mayor interés industrial.
Entre ellos están los Hornos Altos 1 y 2 de la desaparecida AHV ahora rebautizada como la Acería Compacta ACB. Construidos entre 1958 y 1959 permanecieron encendidos lasta 1992 y 1995 respectivamente y su futuro está en manos del Gobierno Vasco después de incoar el expediente que, por un lado, refleja la petición de derribo por parte de la Miniacería ACB y por otra la calificación de «bien cultural» propuesto por la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y el grupo parlamentario de IU/EB. La decisión final sobre el futuro de los hornos altos está ahora en manos del ejecutivo vasco y parece ser que la solución pasa por derribar uno y «amnistiar» a su gemelo. El que ha empezado a ser desmantelado es el horno «María Angeles» cuya maquinaria, en parte, prepara las maletas para seguir funcionando en Indonesia.
Iniciativa privada
Desde la AVPIOP son conscientes de que esta rehabilitación no puede ser costeada siempre desde las Administraciones públicas y por ello reclaman la atención de inversores privados que reutilicen viejas fábricas garantizando su ubicación original. «Casos como Talleres de Zorroza de 1898 –situado en la desembocadura del Cadagua- y mucha belleza estética, declarado ya bien cultural o la impresionante silueta de Molinos Vascos de 1924 -frente a Zorrozaurre- que goza de protección inventariable», señala Cárcamo. En la misma línea se pronuncia Josu Montalbán, Diputado Foral de Urbanismo; «la administración pública puede rehabilitar pero la reutilización y mantenimiento tienen que correr a cargo del capital privado». La Ferreria de El Pobal en Muskiz, en vías de rehabilitación por parte de la Diputación Vizcaína, la Panadería Municipal de El Pontón de Miraflores, ahora una Ikastola respetando el aspecto exterior o la Nave del grupo Ilgner en Barakaldo, antiguo convertidor de corriente para los trenes de laminación y que parece tener el futuro asegurado con la ayuda del Plan Urban, son algunos de los ejemplos que demuestran que la reutilización es posible. Lo que más les duele a los miembros de la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial es que no se les consulte a la hora de derribar. Casos como la Fábrica de Maderas donde reside actualmente el Guggenheim o las oficinas de Euskalduna, ambas obras del arquitecto Gregorio Ibarretxe han desaparecido. «Es lamentable que de toda la zona de Abandoibarra sólo hayamos podido salvar los 150 mts. cuadrados de la Casa de Bombas de Euskalduna, ahora en vías de rehabilitación», denuncia Venancio de las Fuentes.
Por su parte. Ibón Areso considera que si bien el patrimonio industrial es un valor en sí mismo no es absoluto y por tanto tampoco intocable. «En su día pensamos que el Guggenheim sería más apropiado para Bilbao que la fábrica de maderas y se sacrificó esta última», afirma.
Museo industrial
Esta es la según la AVPIOP la asignatura pendiente. En 1992 el Gobierno vasco dio luz verde a la creación del Museo de la Técnica de Euskadi en Lutxana pero cuatro años después el proyecto cayó en saco roto y el mismo ejecutivo «cerró» las puertas de un museo que nunca llegó a abrirse. Ahora la asociación mira hacia la Alhóndiga de Bilbao, pero desde la Diputación vizcaína se echa el freno. «Un museo industrial tiene que estar donde ésta ha sido parte esencial del paisaje. La Alhóndiga demanda un uso más social vinculado a la ciudad; no tan particular sino más general a todos los bilbaínos», reconoce Josu Montalbán. La solución al patrimonio industrial pasa por el diálogo entre las partes de cara a «mantener un progreso sostenible que respete las nuevas necesidades urbanísticas sin atentar impunemente contra la historia industrial de Vizcaya», finaliza el Diputado Foral.
La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública conmemora durante el año 2017 el 35 aniversario de la primera reunión de expertos en Patrimonio Industrial celebrada en 1982 en Bilbao y Barakaldo.
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