El experto en historia del ferrocarril y responsable del Museo Vasco del Ferrocarril, Juanjo Olaizola Elordi, miembro de la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública escribió el texto sobre la Gasteizko Geltokia. Compañía de los Caminos De Hierro del Norte de España / Estación de Vitoria-Gasteiz. Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, incluido en la publicación Euskadiko Industria Ondarea / Patrimonio Industrial en el País Vasco (Volumen II, pp.: 1054-1058) coordinada por la AVPIOP y editada por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco en 2012. Un resumen del texto de Olaizola -que reproducimos a continuación- se ha publicado en el apartado Elementos del patrimonio industrial y de la obra pública en Euskadi, Estación de Vitoria-Gasteiz de nuestra Web:
Inaugurada el domingo 28 de abril de 1935, sustituyó a la primitiva estación de 1862, insuficiente ante el incremento de los servicios ferroviarios que supuso la inauguración de la línea de vía estrecha de Vitoria a Estella en 1927. Auque no se puede asegurar su autoría es posible que en él participase el arquitecto canario José Enrique Marrero Regalado quién, en aquellos años, colaboró con la Compañía del Norte en el diseño de otras estaciones en el territorio alavés, como es el caso de Llodio.
El edifico principal presenta un combinación ecléctica de diversos estilos arquitectónicos de inspiración historicista, desde un neo-renacentista enraizado con la arquitectura local, hasta el clasicismo más severo presente en los ventanales adintelados del segundo piso, o elementos del repertorio medieval como los arcos de medio punto de los vanos y puertas de la planta baja y las arquerías de los pisos superiores, a los que hay que añadir elementos propios de la arquitectura rural que se aprecian en las balconadas corridas de madera.
El edificio presenta una composición horizontal de diferentes volúmenes. El cuerpo central es el más elevado. Alcanza una altura de cuatro plantas ocupado únicamente por el vestíbulo, cuyo carácter monumental se acentúa gracias a la gran altura de su techo casetonado y a la gran luminosidad que proporcionan sus ventanales. Este cuerpo central se completa con dos cuerpos laterales de tres pisos, en cuya planta baja se instalaron las taquillas y demás dependencias de atención al viajero. Dos alas adosadas a cada lado de dos pisos -el superior rematado con una balconada decorada con falsos entramados lígneos- enlazan con otros dos edificios de tres plantas en los que destacan las arquerías de medio punto sobre columnas toscanas de los pisos superiores. Una amplia marquesina metálica cubre el andén principal y otra más modesta, pero de similar concepción estructural, protege a los viajeros del andén secundario. La fisonomía de la fachada apenas ha cambiado desde su inauguración, no así su interior que se ha visto modificado para adaptarlo a las necesidades del servicio ferroviario actual.
Es previsible que tras el soterramiento del ferrocarril a su paso por la capital alavesa, como consecuencia de la construcción de la nueva red ferroviaria vasca, la actual estación de Vitoria quede desafectada del servicio. Su interés arquitectónico -es uno de los pocos testimonios que todavía perduran en Vitoria de los grandes edificios públicos construidos durante la primera mitad del siglo XX- y urbanístico –la estación determinó el eje principal del nuevo ensanche de la ciudad- serán, sin duda garantía de su pervivencia en el siglo XXI.
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