La Cofradía de pescadores de Orio ha sido derribada durante la segunda semana de octubre. Todo ha sucedido como siempre: abandono, deterioro progresivo y demolición. La Cofradía estaba inventariada y al Ayuntamiento le constaba la necesidad de protegerla en el planeamiento municipal. Una de las escasas muestras de la arquitectura más reciente -primeras décadas del siglo XX- de este tipo de edificaciones en el País Vasco. Estaba sentenciada: el jueves 27 de diciembre de 2018, hace escasamente un año, el pleno municipal aprobó por unanimidad y de forma definitiva el «convenio urbanístico de planificación y gestión a suscribir entre la Junta de Concertación del Dike, la Cofradía de Pescadores de Orio y el Ayuntamiento«. No se presentaron alegaciones. AVPIOP ni siquiera llegó a tener conocimiento de la propuesta de derribo. Otra pérdida más que pasa a engrosar la ya larga lista de destrucción del patrimonio industrial vasco.
La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública, AVPIOP, tenía el convencimiento de que la antigua Cofradía nunca sería derribada, ya que, además de las razones mencionadas en el párrafo anterior, el propio PTP de Urola Costa, aprobado hace ahora poco más de un año, especificaba con absoluta claridad en su texto:
Artículo 15.– Determinaciones referentes a elementos con valores históricos, simbólicos e identitarios.
1.– Fomentar de manera activa la protección, conservación, recuperación y puesta en valor de los elementos históricos, simbólicos e identitarios de Urola Kosta, con especial atención a los que se encuentran en situación más vulnerable, impulsando su reutilización como base para su preservación. Se han identificado los siguientes elementos como los más necesitados de intervención:
b) Cofradías de pesca de Getaria y Orio.
Todo lo contrario de lo que los representantes de la ciudadanía de Orio han aprobado y ejecutado.
Seguimos a Beatriz Herreras y a Josune Zaldua, de AVPIOP (Paisaje y patrimonio industrial en la costa vasca. Siglos XIX y XX, Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 6, Untzi MuseoaMuseo Naval, Donostia-San Sebastián, 2009, pp. 289-330) para tener una visión general sobre las cofradías vascas:
«Las cofradías de pescadores son corporaciones de derecho público dotadas de personalidad jurídica a través de la cual el sector pesquero, en colaboración con las Administraciones públicas, defienden el interés general de la pesca, el marisqueo y la acuicultura, y establece la organización y comercialización de sus productos. Estas cofradías tienen su origen en los primeros gremios y cofradías de mareantes que surgieron en nuestra costa durante la Edad Media. No obstante, fue la crisis que asoló el sector durante el s. XVII la que supuso la generalización de estas asociaciones gremiales por toda nuestra costa. En la actualidad contamos con 14 cofradías en Bizkaia y Gipuzkoa herederas y a su vez testigos de la memoria del trabajo de la comunidad pesquera durante los últimos siglos.
Estas corporaciones más allá de la herencia y el testimonio histórico que suponen, han generado a su vez una arquitectura característica. Los edificios de estas cofradías albergaban y albergan el domicilio social de la corporación, pero también ofrecían locales para diferentes servicios que dependían de la actividad portuaria y también de la iniciativa de la propia corporación. Así podían contar con lonja de contratación y sala compraventa de pescado, almacenes, fábrica de conservas, fábrica de hielo, servicios sanitarios, escuelas, viviendas. Sus sedes se convirtieron en referentes dentro del paisaje portuario, y es que estas obras se abordaron con un inequívoco carácter representativo de la comunidad pesquera. Siguiendo las pautas de la arquitectura más significativa de cada época los edificios que se conservan constituyen un catálogo de la arquitectura de los últimos siglos. La cofradía de Lekeitio integrada dentro del casco presenta un evidente carácter noble con líneas neoclásicas de la misma manera que lo hace la cofradía de Elantxobe. La de Lekeitio construida a finales del siglo XVIII, a partir de 1808 asumió directamente la elaboración del escabeche de atún, salado y friturado. Entre 1876-1916 el conservero francés Mr. Brieu se estableció en sus locales. En breve este edificio será transformado en un hotel.
A principios del siglo XX encontramos ejemplos típicos del eclecticismo de la época de la mano de las cofradías de Santurtzi, Getaria, Orio, Mutriku y Donostia.»
De la ficha que figura en la publicación Patrimonio Industrial en el País Vasco. Volumen I (Gobierno Vasco, 2012) reproducimos el siguiente texto sobre el edificio:
«Construida en 1923, según aparece en el dintel de la entrada principal, mantiene una presencia muy importante en el puerto. Es un edificio de estilo ecléctico, con pilastras jalonando los ejes de vanos, un frontón coronando el vano principal del balcón y bandas marcando las roscas de vanos y alféizares. Presenta planta rectangular y tres alturas, definidas con banda lisa, más un pequeño cuerpo escalonado que se eleva sobre ellas, justo en el centro del edificio.
Los elementos sustentantes son, además de los muros de carga de mampostería y cemento hidráulico, ocho pilares de mampostería que soportan el soportal de acceso, el cual se abre en arco escarzano en el centro. Bajo éste se abren las puertas adinteladas de acceso a la cofradía. Cuenta con sillares de arenisca en el zócalo y en los pilares del soportal, así como en el acceso principal, recercado por una cadena de sillares.»
ARCHIVO. Otras entradas sobre cofradías:
2017/05/31 Iniciativa para recuperar la antigua cofradía de Getaria
ARCHIVO. Otras entradas sobre Orio:
2018/02/23 Orio. El astillero de ribera Mutiozabal protegido, adquirido y con un plan
Excelente y arduo trabajo documental, una vez más, fundamental para entender todo el proceso y las ilegalidades que comenten las administraciones en este caso Ayuntamiento de Orio en gestión de EH Bildu. Lo que demuestra que la brutalidad basada en la ignorancia se extiende desde la derecha a la izquierda pasando por el centro. Un país sin identidad y futuro cultural. Un pueblo de remeros y que hace gala de su cocina tradicional, besugo, txitxarro, etc pero sin sensibilidad alguna para el patrimonio de un singular edificio, la cofradía, que representa precisamente esos valores inmaterial, del deporte y la gastronomía e incluso su más singular arquitectura industrial basada en la tradición pesquera.