Durante el último trimestre del año 2013, de la mano de la Diputación Foral de Gipuzkoa, la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública – Industri Ondare eta Herri Laneko Euskal Elkartea se acercó a la realidad local del patrimonio industrial de Gipuzkoa. En una primera fase, que tendrá su continuidad en 2014, hemos realizado una serie de jornadas técnicas en diferentes municipios guipuzcoanos como Andoain, Pasaia, Urretxu, Zumarraga, Tolosa, Arrasate, Azpeitia, Azkoitia, etc. con el objetivo de compartir nuestro conocimiento y experiencia tanto con los responsables y técnicos de la institución foral como con los técnicos y políticos municipales. Estas jornadas se han desarrollado de una manera bidireccional, transversal e interdisciplinar. Así, hemos podido compartir tanto los proyectos futuros que se están planteando con respecto al patrimonio industrial como las distintas problemáticas y amenazas a las que se enfrentan en los distintos espacios industriales analizados, siempre desde la óptica del valor cultural patrimonial que albergan estos elementos y paisajes.

CERAMICA ORIO. Gipuzkoa (E)

 

Gracias a este trabajo, la AVPIOP-IOHLEE ha podido constatar que hemos avanzado en el conocimiento de la realidad del patrimonio industrial guipuzcoano, si bien también constatamos que, aunque tímidamente, los responsables municipales de distintas áreas como urbanismo, cultura o turismo empiezan a referirse a los edificios industriales no únicamente “por el solar que ocupan”, sino que poco a poco comienzan a mirarlos “con otros ojos”.

También ha habido ocasión de referirnos a edificios industriales de gran valor y cuya situación nos preocupa como la Fábrica de Armas de Soraluze, la cementera de Narrondo, en Zumaia, o la cementera de Bedua en Zestoa.

Ha costado mucho, y todavía sigue costando, hacer ver que el patrimonio industrial forma parte de la trama urbana que los poderes locales han de preservar, que forma parte de un pasado, de una Memoria cuyos trazos más importantes debemos legar a los y las más jóvenes.

Por ello, seguimos empeñados en proseguir la labor emprendida hace más de un cuarto de siglo de concienciar a las administraciones públicas acerca del interés que para este País tiene la preservación de su patrimonio industrial y de la obra pública. No sólo de trata de un interés histórico o cultural. El patrimonio mueble, inmueble e intangible que encierran estos edificios, su maquinaria, su paisaje, conforman la base sobre la que se ha construido el presente de este País y sobre la que se puede soñar un futuro innovador, próspero y sostenible.