La Compañía del Ferrocarril del Norte deseaba adecuar la ya antigua estación de Bilbao Abando a las necesidades de la segunda década del siglo XX. Planteó un proyecto ambicioso y buscó el modo de implicar en la iniciativa, tanto administrativa como financieramente al Ayuntamiento de Bilbao. El asunto se divulgó en la prensa de la villa y recogemos aquí lo publicado por La Gaceta del Norte el sábado 25 de abril de 1925.
Las grandes mejoras de Bilbao
Los proyectos de estación central del Norte
Interesantes datos acerca de la estación monumental en proyecto y de su importancia para la solución de diversos y apremiantes problemas de circulación en nuestra Villa
Al ser adquirido el ferrocarril de Portugalete por la Compañía del Norte y aceptada en principio la idea de que la Junta de obras del Puerto, previo un convenio aprobado por la Superioridad, se había de hacer cargo de las instalaciones que dicho ferrocarril posee en las zonas marítimas y que visiblemente son naturales ampliaciones de estas, se estimó por las entidades interesadas que para llegar a esa finalidad era necesario concentrar en la estación del Norte (llamada legalmente de Abando) todos los servicios de vía ancha, creando una estación central y utilizando para el movimiento de trenes el actual ramal llamado de Cantalojas a Olaveaga, convenientemente ampliado, para establecer por él las ddos corrientes circulatorias independientes de viajeros y de mercancías.
Interesada la Compañía del Norte en llevar a la práctica lo más pronto posible este plan para poder hacer frente al tráfico que se prevé, interesado más especialmente los señores consejeros bilbaínos, por estimar que la realización de estas ideas habría de beneficiar igual mente a Bilbao y a la Compañía del Norte, se encargó de su estudio el señor ingeniero jefe de Vía y Obras, don Francisco Castellón, quien formuló un estudio de reforma de la estación actual, que, mejorando las instalaciones existentes, permitía emplazar los servicios de la línea de Portugalete dentro de la superficie de la estación de Abando.
Creyó a este fin el señor Castellón, que debía separar de la estación todas aquellas instalaciones que, si bien son necesarias para la Compañía, no tienen relación directa con el público y que pueden ser establecidas en otros parajes, cual es la nueva estación de clasificación que se trata de construir en San Miguel de Basauri para desde ella distribuir los vagones a los diversos lugares de carga y descarga y recibirlos para la formación de trenes con destino a las diversas líneas de la Compañía del Norte.
Asimismo, vió que, a fin de poder reducir el número de vías necesarias de la estación de Abando, y de esta suerte dar lugar a la inclusión en ella de las instalaciones del ferrocarril de Portugalete, era preciso disminuir la entrada de trenes de mercancías en la estación Central. Para lograr este fin, el señor Castellón comprendió que era de necesidad la unión directa de la línea general con la estación de Amézola y el ramal de Cantalojas, mediante una línea de vía doble de unos dos kilómetros, con un túnel de kilómetro y medio bajo Miravilla, en cuyo establecimiento quedaría reducido el servicio de la estación de Abando, toda vez que sería factibleel paso directo de los trenes de la estación de Amézola, se descongestionaba el servicio de la estación de Abando, y sobre esas bases redactó el señor Castellón su primer proyecto que emplazaba los servicios de la línea de Portugalete contiguos a la calle de Hurtado de Amézaga, en el trozo comprendido entre las calles de Ayala y García Salazar y ocupando la superficie actual del patio de carros, las rampas de acceso que desembarcan en la bocacalle de Luchana y el almacén de gran velocidad. En este proyecto se dan toda clase de facilidades al público, a fin de que no hallasen competencia en las ofrecidas por los demás medios existentes para movimiento de viajeros en ambas márgenes de la ría.
Consideraciones urbanistas sobre el emplazamiento de la actual estación
Examinado el proyecto, se apreció que si bien los servicios ferroviarios estaban perfectamente resueltos, no había entrado en consideración el servicio viario de la ciudad, tda vez que cuando se construyó la actual estación de Abando, a mediados del siglo pasado, en la jurisdicción de Abando, y, por tanto, fuera de Bilbao, era imposible prever el desarrollo actual de la villa y sus necesidades, por lo que el emplazamiento, si bien ha resultado acertado desde el punto de vista ferroviario, por hallarse al presente en el punto de unión de los tres barrios más importantes de Bilbao, o sean: el Casco Viejo, el barrio de San Francisco y el del Ensanche, constituye bajo otro aspecto un verdadero tumor urbanístico que imposibilita un plan general de enlaces, y que es, por lo tanto, necesario resolver, aprovechando la primera ocasión que se presente.
Creyendo que esta ocasión se había presentado, y teniendo en cuenta que finalmente a la villa afectan el conjunto de intereses viales, ferroviarios y marítimos, se pensó en someter la cuestión al fallo del Ayuntamiento, nueva entidad interesada muy principalmente y a quien corresponde la decisión de la operación, teniendo en cuenta su situación económica.
Actuación de los consejeros bilbaínos
A este fin, los consejeros bilbaínos de la Compañía del Norte, recordando las ideas que se habían lanzado para resolver este problema de enlazar los tres barrios a través de la estación del Norte, la necesidad municipal de ensanchar la calle de Hurtado de Amézaga en el trozo comprendido desde la Plaza Circular y la calle de García Salazar, idea propuesta por el señor Bandrés al Ayuntamiento hace algunos añoa, y la inedludible de cruzar por un paso suberráneo la estación del Norte enlazando la calle de Hurtado de Amézaga con el muelle de la Naja, creyeron su deber darlas a conocer a la Compañía.
En virtud de estas indicaciones, estimó el Consejo del Norte que debía hacerse un estudio teniendo en cuenta todas esas consideraciones, a fin de poder someterlo a la consideración del Ayuntamiento, a pesar de los temores que se abrigaban de que los trabajos y la gestión subsiguiente constituyesen una dilación para la idea principal ferroviaria encerrada en el primer proyecto, que hacía posible la entrega de las vías del Puerto a la Junta de Obras del de Bilbao, por entender que quizá la ocasión presente podía estimarse por el Ayuntamiento como la oportuna y única para extirpar el mencionado tumor urbanístico.
(Nuestro agradecimiento a Jon Koldo Fdez, García de Iturrospe)
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