Depósitos, clasificador y aventador de la instalación para producir cacao líquido.

 

Algunas máquinas despiertan una singular fascinación, incluso entre quienes jamás han pisado una fábrica. En algunos casos, su estética casi futurista y sus grandes dimensiones nos recuerdan a las distópicas propuestas del cine de hace unas décadas; en otros, la lógica de su mecánica nos atrapa y nos lleva a pasar horas tratando de descifrar su funcionamiento. Y a veces lo que nos seduce es su capacidad de conectarnos con quienes las manejaron, su poder para contarnos historias de lucha, de superación, de trabajo.

Con motivo del 1 de mayo, queremos detenernos en una de las piezas más singulares entre las custodiadas en Konsoni Lantegia. Uno de esos artilugios que, más allá de su complejidad técnica y de su llamativa forma, nos permite acercarnos a las personas que la accionaron, al tiempo que nos remite a recuerdos de nuestra propia infancia. Cariñosamente la llamamos «la máquina de chocolate», aunque, en realidad, es una instalación para obtener cacao líquido. Fue diseñada hacia 1930 por la empresa Artiach para su fábrica de la Ribera de Deusto y, durante más de cincuenta años, de ella salieron las coberturas de cacao y los rellenos de las galletas de nuestros desayunos y meriendas.

Esquema de funcionamiento de la instalación para obtención de cacao líquido, 1984. Archivo Depósito de Patrimonio Industrial Mueble (Dto. Cultura del Gobierno Vasco).

 

La instalación combinaba gran cantidad de procesos, en un recorrido vertical que pasaba del primer piso de la fábrica a la planta inferior, casi cinco metros por debajo. Se partía de los granos de cacao, que se cargaban manualmente en sacos por la parte superior, vertiéndolos en grandes tolvas de madera (1). Desde ahí, una cadena metálica con cangilones (2-3) los elevaba hasta el clasificador (4), donde se eliminaban las piedras y desperdicios y se separaba el grano en dos tamaños. Entonces caía en otras tres tolvas (7, 11 y 15) donde se depositaba y se iba haciendo pasar al tostador (19). Una vez tostado, el cacao pasaba a una parrilla metálica donde, por vibración, se le retiraba la cáscara, que era eliminada mediante un ciclón de aire (22). Así, ya tostado y limpio, el grano se almacenaba en dos depósitos (26), desde donde se distribuía a los molinos (29), una serie de tres muelas horizontales a las que se les aplicaba calor mediante braseros. Pasando de una a otra la molienda va siendo cada vez más fina, hasta obtener el cacao líquido. A partir de este producto (muy amargo y al que hay que añadir azúcar, leche y otros ingredientes) se elaboraban los rellenos y las coberturas de chocolate de las Galletas Artiach.

Esta máquina era una de las cinco enormes instalaciones (algunas de más de 70 metros de largo) que daban servicio a la fábrica, en el primer edificio construido en Europa con el único fin de producir galletas. Pero ninguno de estos artefactos funcionaba solo. De accionarlos se encargaba una nutrida plantilla que alcanzó en la década de 1970 la cifra de 800 personas empleadas, compuesta sobre todo de mujeres jóvenes y solteras. Ellas eran mayoría y así lo reflejaba la arquitectura de la empresa: comedores, vestuarios, duchas, servicios… los espacios femeninos cuadruplicaban la superficie de los reservados a los hombres.

Trabajadoras y trabajadores de la fábrica de Galletas Artiach en la Ribera de Deusto / Del libro: Las Galleteras de Deusto. Mujer y trabajo en el Bilbao industrial.

 

Las galleteras de Deusto fueron también las protagonistas de su propia historia. Pelearon por sus derechos, salieron a la huelga cuando entendían que sus condiciones de trabajo debían ser mejoradas y se solidarizaron con las luchas y reivindicaciones de otros sectores. Gritaron en la prensa que «estaban hasta la punta de los pelos de sufrir la explotación» y fueron conquistando logros como la jornada de ocho horas o el descanso en días festivos. Son todo un icono de la Ribera de Deusto (la anteiglesia de Deusto se incorporó a Bilbao en 1924) y su memoria permanece en artículos y publicaciones, pero también en máquinas como ésta, entre las que desarrollaron su labor. Por eso, en cada visita al Depósito de Patrimonio Industrial Mueble del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, al detenernos en esta máquina evocamos nuestra infancia, pero también homenajeamos a estas mujeres trabajadoras.

Si quieres saber más sobre esta pieza o sobre la colección de patrimonio industrial mueble del Gobierno Vasco depositada en Konsoni Lantegia, puedes compartir tus preguntas y comentarios con el hashtag #PatrimonioIndustrialEnCasa

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El chocolate era una parte fundamental de muchas de las especialidades incluidas en los surtidos de Galletas Artiach.

Molinos de cacao, parte final del proceso de obtención de cacao líquido. Konsoni Lantegia.

Tostador fabricado por Electrodomésticos Gruber, perteneciente a la instalación para obtener cacao líquido. Konsoni Lantegia.

Publicidad de la empresa Gruber en la revista Vida Vasca, 1924.

 

Datos técnicos

Denominación:                    Instalación para obtención de cacao líquido

Año:                                       1931

Producción:                         Diseño propio de la empresa Artiach

Electrodomésticos Gruber (tostadores)

Elma (motores)

Accionamiento:                   6 motores asíncronos trifásicos

 

Membrete de Galletas Artiach, 1984. Archivo Depósito de Patrimonio Industrial Mueble (Dto. Cultura del Gobierno Vasco).

 

 

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