Recientemente ha abierto sus puertas en Bilbao un nuevo hotel El anuncio de la iniciativa pudo leerse en la prensa local: «La cadena Abba abrirá el primer apartahotel de Bilbao en 2018«. La cadena ha destacado que es el primero de un nuevo concepto que une el apartamento familiar con algunos servicios de hotel. Pero hemos fijado la atención en él, por otra razón: se ubica en un edificio industrial y creemos que la intervención de rehabilitación ha sido bastante respetuosa con la preexistencia, algo poco habitual por desgracia.

El edificio se halla situado en la calle Huertas de la Villa nº 15 perteneciente al barrio de Uribarri de Bilbao (Coordenadas: 43.267427 -2.927121). El Campo de Volantín, con sus edificaciones residenciales nobles orientadas a la ria, «ocultaba» estas calles «traseras» que alojaron usos mas modestos e incluso industriales. Se trata de un edificio industrial en medianería. Es una construcción de planta cuadrangular y consta en alzado de 7 alturas (planta baja, entreplanta y cuatro pisos altos volados; y un quinto piso retranqueado). La estructura del edificio es de hormigón armado, marcada en el exterior, con cierres de albañilería raseados. La iluminación es muraria, a través de los registros de vanos adintelados, de eje horizontal, que le confieren un marcado aspecto industrial.

El edificio es uno de los pocos ejemplos industriales que quedan en este barrio. Construido hacia 1950, se encontraba en buen estado de conservación. Posee una fachada armónica y ordenada, destacando especialmente el tratamiento de los vanos. Su sobriedad constructiva y el empleo del hormigón armado, con falso almohadillado en los pilares de planta baja y entreplanta, lo relacionan con la arquitectura industrial de finales de la década de los cuarenta del pasado siglo o comienzos de los cincuenta. Se trata de un pabellón de pisos de cuidada factura, de aspecto industrial, con grandes posibilidades de reutilización dada su estructura de hormigón armado y su disposición en plantas.

Edificio industrial en Huertas de la Villa, 14 de Bilbao, antes de la rehabilitación / Foto AVPIOP, 2009.

Cuando se quiere se puede

¿Es posible hacer las cosas bien? Evidentemente sí, y en este caso se han hecho razonablemente bien. En primer lugar, tenemos que dejar constancia de que se ha actuado sobre un edificio industrial carente de cualquier tipo de protección patrimonial, por lo cual ni la propiedad ni el arquitecto tenían ningún condicionamiento legal que les impusiera un modo de actuación al enfrentarse al papel en blanco. En segundo lugar, se trata de uno de esos edificios que muchas personas considerarían «feos» o carentes de valores artísticos, por lo que una intervención más radical, en la que el interés del proyectista por dejar patente su impronta y no pasar desapercibido o el deseo de una imagen «más actual» por parte de la propiedad no hubiera tenido probablemente una reacción contraria por parte de la ciudadanía.

Pero ¿se trata de un edificio carente de valores? Evidentemente no. Cierto que es una arquitectura relativamente reciente, de la segunda mitad del siglo XX como hemos dicho. Cierto también que reune las características de sencillez, funcionalidad y economía que se les exigía en esos años de autarquía a los edificios destinados al sector secundario. Pero siendo una arquitectura sobria en su alzado, resulta armónica, ordenada y no exenta de detalles cuidados en su resolución formal.

La intervención ha eliminado las carpinterías originales de los amplios ventanales y los ha sustitido por otras actuales. Cierto es que dado el desinterés general por este tipo de detalles constructivos de la arquitectura industrial de la primera mitad del siglo pasado, corremos el riesgo serio de desaparición generalizada, pero no parece que este sea un caso en el que cabría exigir la preservación, al contrario que en otros más importantes y significativos en los que su eliminación no ha estado de ninguna manera justificada. También ha intervenido de un modo importante en los huecos de planta baja, como no podía ser de otro modo dado el cambio de uso. Sin embargo, en el resto de la fachada se ha limitado a trabajos de limpieza y pintura, sin que, además, haya sido estridente -como por desgracia es tan frecuente- en la elección del color y el tono que, muy probablemente, se acerca bastante al original de la fachada.

En el interior, un edificio de estas características, generalmente con plantas originalmente diáfanas, admite las compartimentaciones y distribuciones que el nuevo uso demande. Incluso la apertura de los huecos de comunicaciones verticales o patios de ventilación que resulten precisos.

Por último, aunque conocemos el nombre del promotor de los apartamentos, la cadena ABBA Hotels, desconocemos en el momento de redactar estas líneas el del autor o autora del proyecto.