Con anterioridad a la fundación de los Diques Secos de Bilbao, sobre cuya infraestructura nacería la Compañía Euskalduna, existieron otros diques secos en el entorno. Posiblemente el empeño más importante fue la construcción en 1791 por Domingo de Zubiria del Dique para carenar en seco de Olaveaga que hoy traemos a nuestro blog, con el apoyo de un interesante plano del Archivo Cartográfico de Estudios Geográficos del Centro Geográfico del Ejército, de 1806, y de un texto de la Gaceta de Madrid del martes 18 de diciembre de 1792.

Situamos a nuestros lectores, sobre una fotografía actual de Google Maps (con el Norte en la parte superior) la ubicación del dique aproximadamente en la actual calle San Nicolás de Olabeaga. Asimismo, y dada la imponente presencia de la Cordelería de Olaveaga, marcamos también la posición que ocupaba este gran edificio de traza recta longitudinal, de unos 370 m de largo. Su situación se correspondería, bastante aproximadamente, con la del actual aparcamiento.

La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública, AVPIOP, persiste en su empeño de que el paisaje y el patrimonio (mínimo ciertamente) que se pudo mantener de los Diques Secos de 1868 y de las instalaciones de la Euskalduna de 1902, memoria de la intensa y rica actividad naval y portuaria de la Villa, no se vea mancillado por una edificación absurda e insostenible como la que se ha propuesto construir.

Gaceta de Madrid del martes 18 de diciembre de 1792

«Bilbao, 30 de noviembre:

Acaba de construirse en la ria de este puerto, y en el barrio de Olaveaga, fondeadero de los buques de mayor porte, distante media legua de aquí, un dique para la mayor comodidad en las carenas y demas composiciones que se ofrecen á los navios. Se ha hecho á expensas de D Domingo de Zubiria, dirigiendo él mismo toda la obra con D. Miguel Joseph de Maruri, maestro director de las de este Consulado. Sus dimensiones son: largo desde las puertas hasta la rampla 124 pies españoles de ribera; ancho á su entrada 34 pies; ancho en su pavimento inferior 34 pies, y en su altura 47, haciendo exactamente la figura circular de un navio. En aguas vivas tiene de 12 a 13 pies de agua, mas o ménos según suben las mareas. En sus puertas se observa la particularidad de abrirse hácia dentro, y después de cerradas queda el dique sin que se le introduzca agua de la marea; y para caso de necesidad tiene colocadas dos bombas. En este dique pueden entrar y componerse muy cómodamente navios de 108 pies de quilla; ademas hay una casa y cobertizos contiguos para comodidad de los trabajadores y guardar utensilios: de forma que ya sea enviando expresamente los navios á componerse, ó ya que maltratados de las tempestades arriben á este puerto ó los inmediatos, hallarán sus dueños en dicho dique las proporciones que pueden apetecer, y podrian encontrar en otra cualquiera parte fuera del Reyno, donde el uso de ellos es freqüente, y ademas una conocida ventaja en el ahorro de gastos. Luego que se concluyó entró una fragata de este comercio de 100 pies de quilla, y á los 15 dias salió enteramente compuesta.»

En el plano de 1806, el dique aparece destacado y con una leyenda aclaratoria que textualmente dice: «Dique para carenar en seco, cava y tinglados propios de los herederos de Dn. Man. de Zubidia» y que sin duda hace referencia a Manuel de Zubiría, padre de Domingo.

Situación del Dique seco de Olabeaga. Plano Topográfico mandado levantar de Rl. orden de Dice. de 1806 qe. comprende una parte de la Ria de Bilbao (detalle). / Archivo Cartográfico de Estudios Geográficos del Centro Geográfico del Ejército.

Plano Topográfico mandado levantar de Rl. orden de Dice. de 1806 qe. comprende una parte de la Ria de Bilbao (detalle del dique). / Archivo Cartográfico de Estudios Geográficos del Centro Geográfico del Ejército.

Fotografía aérea de Olabeaga en la que se han señalado las ubicaciónes del dique seco (A) y de la cordelería (B) / Google Maps, 2020.

ADENDA (26 de mayo de 2020)

Incorporamos dos párrafos de contexto histórico general y una nota a pie de página, tomadas de la página 131 de la obra escrita por el historiador Teófilo Guiard y publicada en 1917 titulada La industria naval vizcaína:

Como se iba restaurando la fortaleza marinera de los puertos vizcaínos hubo en algunos de ellos una revisión de los viejos reglamentos, olvidados en parte o sin aplicación por la inutilidad de su empleo. Bilbao cumplió particularmente este progreso: propuso ya en 1725 la reformación de capítulos de sus antiguas ordenanzas y concertó a poco y publicó en 1738 el alabado cuerpo de disposiciones concernientes a su comercio y navegación, complementado o reimpreso en 1740, en 1760, en 1769, en 1775, en 1787 y en 1796. Todo lo que tenía conexión con la industria naval, y de competencia del Consulado, fue definido ahora mayormente: al veedor de buques sucedió el arqueador de naves, decretados diferentes artículos para el régimen de dicho oficio en 1775, se dio nueva reglamentación a los empleos de maestros carpinteros y calafates en cuanto al reconocimiento de navíos y embarcaciones menores y sus carenas, y fue autorizado conforme a las nuevas exigencias del puerto el establecimiento de diques de reparación y tinglados. *

Franqueaba el Señorío a sus puertos efectos propios y bastantes para realizar un comercio activo. A Bilbao—declara un memorial compuesto en el final tercio de la centuria—se conducían crecidas cantidades de obraje de las ferrerías, planchas y barras, palas, azadones, cabillería, clavazón y todo género de herraje, estimado su importe a la sazón en catorce millones ochocientos cincuenta mil reales: sumados los rendímientos de los cinco tinglados de jarcia y las veinte y cinco tenerías establecidas en su recinto y contornos la extracción de sólo estos géneros excedía de treinta millones de reales. La exportación de lanas y los muchos productos peninsulares acumulados en la plaza era en todo tiempo muy considerable.

Nota a pié de página sobre el dique:

* En 1791 solicitó autorización Don Domingo de Zubiria pará construir en la ribera de Olaveaga un dique cerrado con destino a la reparación de las embarcaciones nacionales y extranjeras trajinantes en esta ría, ahora muy numerosas. Reputó el Consulado la obra como de notorio beneficio y utilidad para su comercio y consiguientemente a la terminación de aquella fábrica decretó a petición del mencionado Zubiria que ninguna embarcación se detuviese, surgiese ni anclase en las inmediaciones de dicho paraje de manera que pudiese embarazar la entrada y salida de embarcaciones en el dique. Tomó este lugar de la ribera de Abando el nombre de «el Dique», como así es su denominación actual, diciéndose también «el Dique viejo» por diferenciación de la nueva obra adelantada luego al ribazo bajo de San Mames y porción de suelo donde ahora se tiene la importante factoría de los llamados talleres y diques de Euskalduna.

Anteriormente conocióse obra de dique en Zorroza, fábrica menor, abra artificial, de corta duración.